La transformación tecnológica está redefiniendo las ocupaciones y sus tareas específicas. La integración de computadoras y la automatización ya son parte de esta nueva era digital que ha impuesto la tercera revolución industrial. Las nuevas tecnologías llevarán este vínculo al siguiente nivel a través de sistemas inteligentes y autónomos alimentados por datos y aprendizaje automatizado. “Estos avances hacen que sea aún mayor el desafío de tener una fuerza laboral formada con habilidades específicas”, señala el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ello, sobre todo, en una región tan rezagada como América Latina y el Caribe, donde la tasa de matrícula en educación postsecundaria en el 2019 fue del 53%, frente al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que alcanzó el 75%.
El BID subraya que la creciente necesidad de flexibilizar y agilizar el sistema de formación y las trayectorias educativas de las personas ha derivado en nuevas fuentes de competencia en el mercado de la educación superior. “El foco está ahora en las modalidades de enseñanza en remoto o híbridas, que alternan educación presencial con educación a distancia mediada por la tecnología”, detalla.
Considera que la cuarta revolución industrial transforma el mundo del trabajo. “Muchas personas han perdido sus empleos, sobre todo aquellos con un menor nivel de estudios. Sin embargo, al mismo tiempo se han creado millones de nuevos trabajos que antes no existían”, indica. Para el 2025 se perderían 85 millones de empleos en el mundo por la adopción de nuevas tecnologías, pero también se habrán generado 97 millones de vacantes que surgirán de la relación entre humanos, máquinas y algoritmos. Los especialistas del BID subrayan que la pandemia por el COVID-19 ha impulsado estas tendencias, acelerando aún más los niveles de adopción de nuevas tecnologías.
El BID enfatiza que la transformación tecnológica también está reconfigurando la demanda de habilidades. Por un lado, cada vez más se espera que los trabajadores cuenten con habilidades del siglo XXI, conformadas por importantes competencias sociales como comunicación efectiva, mentalidad abierta, trabajo en equipo, creatividad, resolución de problemas, innovación, pensamiento crítico, adaptabilidad, organización, voluntad de aprender y empatía, entre otras. Por otro lado, se requieren habilidades técnicas que le permitan a los trabajadores manejar de forma eficaz las tecnologías de vanguardia, como por ejemplo habilidades para el manejo de sensores con inteligencia artificial (manejo de drones, vehículos autónomos, entre otros); la manipulación de tecnologías emergentes enfocadas en extender las capacidades de los humanos (biochips, personificación, inteligencia aumentada, inteligencia artificial emocional y otros); o el dominio de análisis de datos o de contenido utilizando técnicas y herramientas sofisticadas.
Construir habilidades relevantes para los diferentes trabajos es uno de los retos más importantes que tiene la educación superior en la región para preparar correctamente a los jóvenes para su inmersión en el mercado laboral. Sin embargo, para que los individuos logren acceder a estas nuevas oportunidades y contribuyan a esta cuarta revolución industrial, los países deben contar con el talento adecuado.
Fecha: 25/12/2021
Fuente: Diario El Peruano